Foto: Fernando Prats |
embriones de significado,
portadoras de origen
y de futuras plantas.
Habrá que sembrarlas
para que germinen y crezcan.
Las palabras son simples,
compuestas,
derivadas y parasintéticas.
Las palabras son
agudas,
llanas,
graves,
esdrújulas,
sobreesdrújulas.
Las palabras son
monosílabas,
bisílabas,
trisílabas,
polisílabas.
Las palabras tienen fuerza,
presencia y acentos.
Las palabras se descifran,
se persiguen y se descubren.
Las palabras son lenguaje.
Las palabras abren las puertas
o las cierran.
Las palabras siempre buscan
labios para besar y liberarse.
Las palabras son grandes.
Las palabras son medianas.
Las palabras son pequeñas.
Las palabras nos acercan
o nos alejan para siempre.
Las palabras hacen el amor a los oídos,
al aire por donde viajan y desaparecen,
se olvidan o se recuerdan para siempre.
A las palabras les gusta jugar y hacer reír.
Hay palabras que se lanzan
como cuchillos y hacen doler.
Hay palabras que acarician y consuelan.
Hay palabras que abrazan y estimulan.
Hay palabras que sanan y desarman.
Hay palabras que enamoran y que danzan.
Hay tantas palabras para hacer
un ramillete diario y regalarlo a la vida,
a la esperanza, al amor,
a la familia.
Hay Pequeñas Palabras,
de Salvador Robles que jamás se deben olvidar.
Breve nota biográfica y bibliográfica:
Salvador Robles Miras nació en Águilas (Murcia), aunque reside en Bilbao desde los diez años. Está casado y tiene un hijo. Es periodista y pedagogo, y ha publicado hasta la fecha 18 libros: tres novelas (“Noche clara”, “La vida en la distancia” y “La luz del silencio”), cinco volúmenes de microrrelatos (“Los abuelos también van a la escuela”, “La escuela sin edad”, “Los ojos de la vida”, “Mirar es encontrar” y “Pequeñas palabras”) y once libros de ensayo, de psicopedagogía y literatura divulgativas. Trabaja en la redacción de “El Correo Español-El Pueblo Vasco. Ha colaborado en programas de Literatura y Pedagogía en la Radio Pública Vasca, la COPE y Punto Radio. Ha conseguido varios galardones en diversos concursos internacionales de cuentos, entre otros: Premio de Microrrelatos de Rio Gallegos (Argentina), Premio Libro Radial de Libro Radial 2009, Premio Libro Televisivo de Venezuela, mención especial de honor en Certamen Internacional de Microficción de Garzón Céspedes, mención especial en el Certamen de Relato Corto de Santa Cruz de Bezana; finalista, entre otros, en: Concurso de Relato Breve TMB, IV Certamen Literario de la Revista Ventura Morón de la Junta de Andalucía, Certamen de Relato Hiperbreve Universidad Internacional de Talarrubias, Concurso de Relato Breve Escuela de Letras, Premio de Relato Breve Jorge Luis Borges, Premio de Relatos Augusto Monterroso, finalista del Premio de Relato Corto Edgar Allan Poe.
Selección de microrrelatos:
Feliz ignorancia
—Repite conmigo, hijo: Aquí y ahora, soy feliz.
—Aquí y ahora, soy feliz.
—Muy bien.
—Y, ahora, ¿qué, mamá?
—¿A qué te refieres?
—¿Qué se supone que debo hacer aquí y ahora que soy
feliz?
—Lo que quieras. Tienes sólo quince años y eres feliz,
hijo mío.
—Hace unos minutos, antes de proclamar que era feliz
aquí y ahora, también podía hacer lo que quisiera. ¿Cuál es la
diferencia entre ser feliz y no serlo?
—Que ahora sabes lo que antes ignorabas.
—Entonces, no debería haberlo sabido nunca.
—¿Por qué no?
—Porque creía que la felicidad era otra cosa muy diferente.
Y resulta que es lo mismo de siempre.
Se llevó el libro de la Biblioteca con la intención de devolverlo,
pero, cuando lo leyó por primera vez, la tentación le
guiñó el ojo. Estaba impresionado con la historia que había
leído. Después de otras dos lecturas, más enriquecedoras incluso
que la primera, tomó la decisión de quedarse con el libro y
regalarle todas las lecturas que se merecía. Y a Doña Ética no
le importó.
Las piedras del mago
En su primera actuación en público, los asistentes lo expulsaron
a pedradas del escenario. Pero antes de huir, medio
descalabrado, el artista novicio, guiado por una intuición, se
agachó y recogió algunas piedras del suelo, las que le cupieron
en los bolsillos.
Un año más tarde, en el mismo teatro, los espectadores
que abarrotaban la sala lo despidieron con una prolongada
ovación. Las piedras que el artista aprendiz se había llevado
consigo hacía un año, después de miles de intentos fallidos
en la soledad de su casa, había conseguido transformarlas en
flores. Así se hizo mago.
El presente
Se ilusionó tanto con su proyecto, que todo su futuro se
hizo presente en el presente.
Refugio seguro
Cuando sintió que la melancolía se cernía sobre ella, la
muchacha lectora corrió hacia la Biblioteca, abrió un libro y se
metió dentro de él. Allí estaría a salvo.
Amor pequeño
—Si el amor es tan grande, ¿por qué me siento tan pequeño?
—Por eso, porque no hay amor en tu vida.
—Te equivocas. Mi mujer me ama.