"ANTES DE ENTRAR EN EL BOSQUE".
Poemario de Beatriz Giovanna Ramírez
Por: Miguel Ángel Yusta (Escritor y poeta).
Beatriz Giovanna Ramírez y Miguel Ángel Yusta, 19 de enero de 2012, en el Corte Inglés de Zaragoza |
Breve
retrato y biografía de Beatriz Giovanna
Beatriz Giovanna, colombiana, de
Bogotá donde nace un cuatro de febrero de 1979, y afincada hace años en el
levante español, en Polop, es una persona sutil y evanescente, delicada en
apariencia pero llena de fuerza interior; inquieta y en permanente, aunque no
alocada, actividad y con una enorme capacidad de creación y de transmisión. Su
físico, bello y delicado, con la mirada suave aunque firme y una sonrisa que
deshace distancias, esconde la personalidad de una mujer que camina venciendo
dificultades y busca con tesón un lugar donde, al fin, encontrar la paz.
Beatriz Giovanna cultiva con primor la poesía lírica, ese
género que algunos poetas parecen esquivar hoy, acogiéndose a la idea de que
estos tiempos de prisas no son los más propicios para reflejar sentimientos e
ideales amorosos “románticos”, que parecen ser
barridos por el temporal de materialismo que azota por doquier.
Pero la poesía que descubre la
intimidad del alma, siempre vive, resurge, permanece y emociona en las más
diversas voces y en todo tiempo y lugar. ¿Por qué? Pues porque esa poesía es
emoción, expresión de sentimientos, confidencia, sufrimiento, amor, desamor,
dolor... y porque en muchas de las obras el poeta, la poeta, se vierte a
corazón abierto y nos muestra los más hermosos y también los más oscuros e
intrincados vericuetos de su espíritu, de sus sueños y de sus deseos
Todo poeta sueña con la
utopía. ¿Por qué no?”
¿Es posible hacer de este mundo un lugar más habitable y bello?
Creo que es ésta una pregunta que subyace en toda obra literaria y poética. Porque la poesía viene a ser una forma de vida y un modo de
hacerla más
bella y agradable.
La poesía está
en todas partes: en el sufrimiento, en la soledad, en la tierra, en el mar…Hay poesía en esta mesa, en
este papel, en el ruido de los coches, en el asfalto de la calzada, en cada
movimiento de cualquier persona al otro lado de la calle y, desde luego en cada
una de las personas que conocemos o que, sin conocerlas, pasan a nuestro lado y
en cada sentimiento humano: amor, sufrimiento, odio...
La poesía no es sino admiración, perplejidad, asombro de existir. Y esa capacidad de asombro ha de surgir como algo natural; como la de una persona que hubiera caído del cielo y se diera cuenta, atónita, de su propia caída. El verso ha de surgir de forma tan natural como la naturaleza hace los árboles o la primavera las flores. Y el poema ha de ser consecuencia de un estado de ánimo y de una necesidad de expresarlo de manera poética y transmitirlo al resto de los humanos, como diciendo “mirad mi amor, mi sufrimiento, mi odio, mi grito ante la injusticia o mi deseo de paz...”
La poesía no es sino admiración, perplejidad, asombro de existir. Y esa capacidad de asombro ha de surgir como algo natural; como la de una persona que hubiera caído del cielo y se diera cuenta, atónita, de su propia caída. El verso ha de surgir de forma tan natural como la naturaleza hace los árboles o la primavera las flores. Y el poema ha de ser consecuencia de un estado de ánimo y de una necesidad de expresarlo de manera poética y transmitirlo al resto de los humanos, como diciendo “mirad mi amor, mi sufrimiento, mi odio, mi grito ante la injusticia o mi deseo de paz...”
Beatriz Giovanna Ramírez y Miguel Ángel Yusta, Sede Universitaria de la Universidad de Alicante |
El poemario “Antes de entrar en el bosque”, es un texto lleno de sensibilidad, en el que están esculpidos todos los surcos de la esperanza, de una delicada sensualidad, con un aroma especial y constituye un paseo reposado por el sentimiento y , ante todo, un permanente acto de reinventarse en la certeza de un renacer.
La poeta hace una declaración de
intenciones en las primeras líneas de su libro, citando a tres escritores
fundamentales en su devenir poético: Antonio Machado, Rabindranath
Tagore y Roberto Bolaño. Y lo hace con citas que fundamentan y enmarcan
la obra de Beatriz:
Renovación en Machado:
“Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera”.
Camino
a través de las dificultades hacia el amor en Bolaño:
“En el camino de los perros mi alma encontró
a mi corazón. Destrozado, pero vivo,
sucio, mal vestido y lleno de amor”.
Esperanza
en un futuro mejor, en Tagore:
Cada niño que viene al mundo nos dice:
“Dios
aún espera del hombre”
y
comienza con su poema “Mirada esférica”,
con referencia nuevamente a Machado y a Juan Ramón y en la
transcendencia de una mirada “cercana a
la tierra” pero “soñadora y etérea”.
En esa línea imaginaria, más que divisoria integradora, va a seguir navegando
el poemario de Beatriz: esperanza, duda, fe y resolución luminosa porque la
poeta abre el corazón o se destruye y desea abrirlo, pintarlo de colores
felices, dibujarle también una sonrisa y escucharlo, como vemos en su poema “Corazón abierto”.
A partir de ahí, los versos se hacen narración lírica de un
devenir vital, nos cuentan su amor, su andadura con el amado por un territorio
a descubrir, las sensaciones, paisajes, gentes amigas, como en el poema “Amparo”:
“Hay una mujer que me abraza y mira conmigo / el
horizonte del mar y las montañas.”,
para seguir, tal vez en solitario, mas siempre sonriendo, su camino: “Mujer:
/ No te derrumbes que a tu lado crece: la vida y la esperanza.”
Es un camino difícil, con vericuetos en los que la soledad
pesa y el peligro acecha. La poeta vislumbra el “bosque”
en el que va a entrar ese “bosque”
en el que tiene que penetrar irremediablemente aunque teme el hacerlo:
En la eternidad del bosque
hay un silencio
inmenso,
que suena y resuena
en las hojas
y en los pájaros de
agua.
Y aunque “Llueven
soledades” nos dice:
Siempre hay una abertura
por la que se cuelan
la luna,
el sol y las
campanas.
(Avanzo entre el
bosque
y la brisa juega con
mi pelo.)
Las golondrinas
surcan los cielos
y mi cuerpo es aire,
tierra,
agua reflejada en el
arroyo,
fuego en las
trincheras.
(Avanzo entre el bosque
leyendo el libro de
mis pasos
devorándolo todo,
amándolo todo.)
Sigue caminando la poeta, recordando con nostalgia algunas
páginas de su vida, de su infancia, siempre de la mano de sus poetas, de su
poeta Antonio Machado. Revive el
pasado sin dejar de caminar hacia el futuro: un paso atrás dos hacia adelante
hacia un seguro renacimiento. Y se dice:
“Niña,
el renacimiento es caminar a tu lado y de tu mano” (pág.38)
Hay en ese camino
espacios para el amor sensual, para el temido lenguaje de las mentiras, para la
reflexión y el silencio y la poeta se serena en un hermoso poema final que
lleva hacia el apacible horizonte de la esperanza y la paz, tal vez en una
dimensión eterna, con la hermosa imagen de unos copos de algodón cayendo sobre
su cabello como en un suave y nostálgico desenlace...
Los copos caen en mis cabellos
y van recorriendo el
rizo
hasta llegar a mi
oído.
Oigo la voz de mi
abuela y no lloro.
Hace frío, mucho
frío,
pero no lloro,
sólo caen copos de
algodón.
Es el de Beatriz un bello poemario de plenitud. Pero para escribir esta obra de plenitud es indispensable haber hecho una larga travesía por el desierto. Afirmaba María Zambrano que “escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde el aislamiento; pero desde un aislamiento comunicable”. Y hasta que el poeta no asume ese aislamiento, hasta que no afronta el hueco de su existencia, no reconoce su verdadera condición de escritor. Sólo consigue llegar a ser lo que es, siendo escritor. Entonces se le revela su verdadero lugar, su verdadero espacio: la escritura, en cuyo centro resplandece la palabra.
La poeta, además, como todo buen poeta, escribe por necesidad, porque nació para eso: como vuela un pájaro, como nada el pez, como crece la hierba. Está en su naturaleza. Pero además se hace en el día a día del trabajo, de la lectura, del silencio, sin dejarse llevar por los cantos de sirena que puedan entorpecer la plenitud de la obra.
Beatriz Giovanna posee – en mi opinión- un estilo con aspiración minimalista, a veces de verso muy breve lleno de expresividad poética y otras en versificación larga que se sustenta en un ritmo seguro.
Su poesía está llena de retazos
del inconsciente, de sensualidad y sabor poético típicamente femeninos.
Su técnica está en evolución y la poeta sublima el lenguaje
y lo doma con recursos estéticos que lo hacen cercano y sincero. Acude a la abstracción
con buen resultado. La expresión es dúctil, dulce y sutil y, en consecuencia,
la poética es limpia y sincera y los versos, pulcramente elaborados, están
llenos de amor, ilusión, pasión y sueños...
Y más allá de la forma, resulta necesario adentrarse en el contenido. Cuando un escritor, o escritora, comienza a escribir y a publicar, una vez alcanzada la plena madurez, surge espontáneamente la pregunta: ¿por qué ahora y no antes? Probablemente en ese instante cabría responder “porque antes estaba ocupado viviendo” Ese vivir representa el tiempo necesario para experimentar, para sufrir, para gozar, para acumular vivencias, emociones e ir construyendo un mundo que albergue el arte de la belleza poética.
Con esta perspectiva, el poeta va escogiendo sus temas. Rescata uno tras otro, como quien recoge pequeñas flores, los recuerdos, los miedos, la necesidad de romper los muros del silencio y los sueños
Hay poetas que
escriben por puro placer, porque gozan y se renuevan con cada palabra.
Creo que Beatriz Giovanna puede pertenecer, o pertenece ya a este escogido grupo.
Pero será mejor dejar hablar a la poesía y a la poeta y que
cada cual interprete el poema: tendrá tantas interpretaciones como lectores u
oyentes y ahí, precisamente, reside la grandeza de la poesía. En este concierto
de la palabra es el poeta el instrumento, su poema la partitura pero es el
intérprete quien hará vibrar la palabra. Es ese lector diverso que en cada caso
hará una interpretación de la obra poética.
Leed pues y degustad estos
versos llenos de vida y sentimiento.
Enhorabuena Beatriz por tu poemario. Adelante con tus
poemas.
Muchas gracias.
© Miguel Ángel Yusta, enero de 2012.
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Miguel Ángel Yusta Pérez, zaragozano, poeta, tiene una larga trayectoria ligada a la literatura y los medios de comunicación. Es columnista del diario “Heraldo de Aragón”. Sus más recientes trabajos son los poemarios Luces y sombras, fotopoemas, con fotografías de C. Moncín (Gobierno de Aragón. 1999). Peregrino de ausencias (Unaluna 2006). Teoría de luz (2007). Reloj de arena (2008.).Senderos de amor y olvido (2008.). Ayer fue sombra (Aqua 2010, galardonado con el Primer Premio de la VI edición del Premio de Poesía de la D. del Gobierno de Aragón). Cancionero de coplas (Olifante 2011). El camino de tu nombre (Quadrivium 2011). También las recopilaciones Rincón de coplas (Unaluna 2006) y Artículos indefinidos (2010). Así como varios poemarios colectivos. Algunos de sus textos han sido recogidos, entre otras, en las revistas literarias Criaturas Saturnianas, Barataria, Alora e Imán, y tiene publicados diversos artículos relacionados con el folclore aragonés y con la copla, con cuya autoría ha obtenido numerosos premios.
A través de su cargo en la Junta Directiva de la Asociación Aragonesa de Escritores, organiza y participa en numerosas actividades literarias, presentaciones, ciclos, conferencias, jurados etc. Es actualmente Director adjunto de la revista literaria “Imán”.